ARTÍCULO: 19 DE OCTUBRE 2017, PONTEVEDRA
Un feliz día de Reyes en el Despacho
El 6 de enero de 1987, Festividad de la Epifanía, más conocida como el Día de los Reyes Magos, un banquero de Nueva York, que habló en nombre de la Banca Morgan (Guarantee Trust), llamaba con gran urgencia a quien fuera Ministro de España. D. Miguel Herrero Rodríguez de Miñón, pidiéndole que le recomendase el mejor abogado español especialista en Derecho Procesal, porque necesitaba urgentemente sus servicios para oponer la incompetencia de los Tribunales de Madrid frente a una demanda que les había planteado el Banco Saudi-Español (SaudesBank) a cuenta de un negocio de “swapp” o permuta de deudas soberanas muy desvalorizadas. A Herrero no se le ocurrió otra cosa que llamar por teléfono a Andrés de la Oliva a su Despacho profesional. Y grande fue su alegría, y su sorpresa, al encontrarle trabajando en tan señalada fecha.
Aquel encargo profesional, en intensa colaboración con abogados ingleses y norteamericanos, algunos desplazados a Madrid y otros en multiconferencia a través de una especie de “intranet” de Morgan solo de voces, sin imágenes (entonces no había Skype), fue una auténtica delicia.
El escrito formulando la excepción declinatoria de competencia de los Tribunales españoles causó un notorio revuelo en el Juzgado, por dos razones. La primera porque venía encabezado por un clarísimo índice sistemático detallado que indicaba las páginas en las que se trataba cada una de las cuestiones anunciadas y con prolijas Notas a pie de página en el desarrollo del texto. Era una auténtica monografía. La segunda porque fue con ese escrito, que en el Despacho estrenamos la primera impresora de tecnología láser de la casa Xerox que se comercializó para pequeñas oficinas (en aquella época costó un auténtico ojo de la cara) y los oficiales del Juzgado que lo recibieron preguntaron asombrados si habíamos llevado el escrito a una imprenta. Tal era la sensación que provocaba aquel avance tecnológico en una época de impresoras matriciales (aquellas de puntos) y de máquinas de escribir, por muy electrónicas que fueran.
El caso sirvió, más tarde, como inspiración inicial para la tesis doctoral de uno de los más destacados discípulos universitarios de Andrés.
Pero en los tribunales, el reto afrontado terminó bien y en un corto plazo de tiempo, pues para el mes de julio de ese mismo año, estaba acabado y cobrado y los socios tuvimos la ocasión de dar un salto de calidad en nuestras vacaciones, con la hermosa minuta cobrada por el técnico y muy especializado caso que, quizás, si Andrés no hubiese estado trabajando en su Despacho el día de Reyes por la mañana, lo habríamos perdido, porque probablemente Miguel Herrero habría llamado a otro abogado.
Es un ejemplo de caso que nos trajeron los Reyes Magos.